miércoles, 2 de marzo de 2011

Ruido.


Ella le pidió que la llevara al fin de mundo, él puso a su nombre todas las olas del mar. Se miraron un segundo como dos desconocidos. Todas las ciudades eran pocas a sus ojos, ella quiso barcos y él no supo qué pescar. Y al final números rojos en la cueva del olvido, y hubo tanto ruido que al final llegó el final.
Mucho, mucho ruido, ruido de ventanas, nidos de manzanas que se acaban por pudrir. Mucho, mucho ruido, tanto, tanto ruido, tanto ruido y al final por fin el fin.

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